Establecer una relación de trabajo duradera conlleva un sentido de responsabilidad por parte del empresario y el trabajador. Sin embargo, desde la óptica de la empresa, ocasionalmente puede ser necesario recurrir al despido. A este respecto, pueden ocurrir tres escenarios: que el despido sea objetivo, procedente o improcedente. En este artículo, veremos por qué es importante contar con los servicios de un abogado despido objetivo cuando ocurre un evento de este tipo. Antes de entrar en materia, debemos definir en qué consiste.

Qué es el despido objetivo.

Como mencionamos anteriormente, existen tres posibles escenarios cuando se produce un despido. En primer lugar, el despido procedente es cuando el trabajador ha incurrido en conductas que justifican a la empresa a rescindir el contrato. Por otro lado, el despido improcedente es cuando la empresa desea extinguir la relación laboral, pero no existe una razón que la justifique.

En ambos casos, dependerá del trabajador si hay motivos o no para que se produzca el despido. Sin embargo, cuando se habla de un despido objetivo se trata de un proceso en el cual la empresa es la parte responsable de la rescisión de contrato. Esto significa que el trabajador no ha incurrido en ninguna falta por la cual se le debería despedir. A pesar de eso, la empresa está justificada para poner fin a la relación laboral.

Lamentablemente, muchas empresas argumentan razones objetivas para justificar los despidos, aunque en realidad no existen causales válidas. Por eso, lo mejor es asesorarse con un abogado despido objetivo para determinar cuál es el mejor proceder en cada caso.

Razones por las que puede producirse.

De acuerdo al artículo 52 del estatuto de los trabajadores,existen cuatro causales que justifican el despido objetivo. Una de estas es por causas técnicas, especialmente cuando la empresa experimenta un proceso de actualización tecnológica. Por supuesto, al tener maquinaria especializada, probablemente deba prescindir de los servicios de algunos de sus trabajadores.

También es posible efectuar despidos objetivos por causas organizativas. Lo más habitual es que la empresa sufra una reestructuración. Esto comúnmente se traduce en que haya que contratar a personas con las habilidades necesarias y prescindir de aquellas que no reúnen las características que busca la empresa, de acuerdo a su nuevo enfoque.

Además, el despido objetivo puede originarse por causas productivas. Es probable que la empresa empiece a producir algunos artículos novedosos y que deje de fabricar otros. En ese contexto, evidentemente tendrá que realizar modificaciones en su personal de trabajo. Por supuesto, mientras más radical sea el cambio, los ajustes serán de la misma envergadura. 

El último causal por el que se puede recurrir a un despido objetivo es por causas económicas. Es fácil entender que los cambios en materia financiera y económica podrían generar problemas de solvencia. En este contexto, recurrir al despido es una solución viable.

Ahora bien, el hecho que haya razones justificadas para un despido, los trabajadores tienen derechos ante una situación de este tipo. Entre otras cosas, la empresa debe hacer algunos pagos a consecuencia de la rescisión de contrato. Para evitar cualquier abuso, lo mejor es buscar la asesoría de un abogado despido objetivo.